CRUZANDO EL DARIéN: UN VIAJE DE ESPERANZA Y RESILIENCIA EN MEDIO DE LA ADVERSIDAD

La Fundación PLAN está haciendo la diferencia en el tapón del Darién —una de las rutas migratorias más peligrosas del mundo—, ofreciendo apoyo a familias afectadas por la crisis migratoria.

Para atravesar el tapón del Darién es preciso caminar unos 100 kilómetros entre Colombia y Panamá, enfrentando la densa selva, fuertes lluvias y ríos caudalosos, convirtiéndose en uno de los mayores desafíos para los miles de personas migrantes y refugiadas en su búsqueda de un futuro más prometedor. Este tramo no solo implica traspasar una frontera natural llena de peligros y amenazas de todo tipo, sino también superar enormes barreras físicas, financieras y emocionales para los que buscan “el sueño americano”.

Según el Servicio Nacional de Migración de Panamá, 174.513 personas transitaron por la selva del Darién del 1.° enero al 6 de junio de este año. Este año se calcula que casi un millón de personas intentarán cruzar desde Colombia hacia Panamá para continuar desde allí su camino hacia Norteamérica, según datos de Migración Colombia.

Para muchas familias, cruzar el Darién simboliza una mejor vida, como afirma Luz, beneficiaria de las acciones humanitarias de Fundación PLAN “mi ilusión es cruzar el Darién y cumplir el sueño americano para darles una mejor vida a mi mamá y mi hijo, a mí no me importa lo que me pase si puedo garantizar una mejor vida para ellos, porque yo ya sé lo que es vivir bien, pero mi hijo no ha tenido esa oportunidad”.

Las principales nacionalidades de personas que cruzan el Darién, en su orden, son de Venezuela, Ecuador, Colombia, Haití, Chile, Perú, Brasil, Cuba y República Dominicana, entre otras. Muchas de estas familias se quedan en los municipios del Urabá por falta de recursos para pagar el transporte marítimo que conecta con la selva del Darién, así que duermen en la calle, carpas o cambuches improvisados en la playa, parques u otros lugares en condiciones precarias.

Como consecuencia, la migración irregular se extiende a los municipios del Urabá antioqueño. A pesar de los importantes esfuerzos y la buena voluntad, los presupuestos de estos municipios son insuficientes para atender todas las situaciones sociales que enfrenta la región, desbordando las capacidades y atenciones a la población refugiada y migrante.

Ante esta compleja realidad, organizaciones de acción humanitaria y otras se han dado a la tarea de apoyar para enfrentar la crisis: “desde Fundación PLAN hemos diseñado e implementado proyectos en el Darién, especialmente para madres gestantes, lactantes y cabezas de hogar con hijas e hijos menores de cinco años, en tránsito migratorio, con el fin de proveerles insumos, información y primeros auxilios psicológicos que les permitan estar en mejores condiciones para enfrentar este difícil reto”, compartió Ángela Anzola de Toro, presidenta ejecutiva de la Fundación PLAN.

Los grandes recorridos que deben realizar, no solo para atravesar el Darién sino, para llegar hasta el Urabá antioqueño genera mucho estrés, ansiedad y depresión, entre otros padecimientos de salud mental. Es por eso que, más allá de la entrega de insumos que brinda la Fundación PLAN, es necesario realizar actividades de bienestar psicosocial y resiliencia, en donde las personas tienen la oportunidad de hablar de sus necesidades, restablecer su estabilidad personal y confianza, y recibir información clave sobre los riesgos que pueden enfrentar durante la travesía.

Fundación PLAN ha brindado asistencia humanitaria en esta zona del país dos veces y ha entregado más de 34.000 suplementos nutricionales, 500 fulares o portabebés y 2.850 kits de higiene con pastillas potabilizadoras de agua, termos portátiles, repelentes y mensajes importantes para que la población migrante tenga más información y mejores prácticas de higiene y saneamiento básico durante el recorrido. Estas acciones son un símbolo de esperanza y un compromiso con la vida y la dignidad en la migración forzada.

En medio de estos desafíos, Fundación PLAN hace un llamado urgente a donantes y personas solidarias para unirse a sus esfuerzos. Cada contribución no solo es una ayuda humanitaria básica, sino que prepara mejor a estas familias para enfrentar las inclemencias de la selva.

Gracias a las donaciones, tanto de personas naturales como de diversas organizaciones nacionales e internacionales, la Fundación PLAN ha atendido durante sus 62 años en Colombia las emergencias humanitarias en los departamentos de Nariño, Cauca, Valle, Chocó, Bolívar, Atlántico, La Guajira, Sucre, Magdalena, Cesar, Norte de Santander, Antioquia, Arauca, Caquetá, Huila, Putumayo y Córdoba. Fundación PLAN brinda apoyo a la niñez, que enfrenta duras realidades debido a la movilidad humana en situaciones de emergencia como inundaciones,conflicto armado y migración. Por lo que hace un llamado a la solidaridad para apoyar esta causa, porque niñas y niños, sin importar su nacionalidad, merecen recibir todo el cuidado y atención.

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